En México 1 de cada 115 niños tiene Autismo.

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El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un grupo de afecciones caracterizadas por algún grado de alteración del comportamiento social, la comunicación y el lenguaje, y por un repertorio de intereses y actividades restringido, estereotipado y repetitivo, así lo describe la Organización Mundial de la Salud (OMS)
. En la mayoría de los casos, el TEA se manifiestan en los primeros 5 años de vida, los afectados presentan a menudo afecciones comórbidas, como epilepsia, depresión, ansiedad y trastorno de déficit de atención e hiperactividad.
El nivel intelectual varía mucho de un caso a otro, y va desde un deterioro profundo hasta casos con aptitudes cognitivas altas. La evidencia científica disponible indica la existencia de múltiples factores que causan el autismo, entre ellos los genéticos y ambientales, que hacen más probable que un niño pueda padecer un TEA. Los datos epidemiológicos disponibles demuestran que no hay pruebas de una relación causal entre los TEA y la vacuna contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola. La intervención en la primera infancia es muy importante para optimizar el desarrollo y bienestar de las personas con este problema. Se recomienda incluir el seguimiento del desarrollo infantil en la atención sistemática a la salud de la madre y el niño.
Una vez que se haya identificado un caso de TEA, es importante que se les ofrezca al niño y a su familia información y servicios pertinentes, derivación a especialistas y ayudas prácticas de acuerdo con las necesidades particulares de cada individuo.
No hay cura para los TEA. Sin embargo, las intervenciones psicosociales basadas en la evidencia, como la terapia conductual y los programas de capacitación para los padres y otros cuidadores, pueden reducir las dificultades de comunicación y comportamiento social, y tener un impacto positivo en la calidad de vida y el bienestar de la persona. Aunque algunas personas con TEA pueden vivir de manera independiente, hay otras con discapacidades graves que necesitan constante atención y apoyo durante toda su vida. Las personas con TEA sufren a menudo estigmatización y discriminación, en particular privaciones injustas en materia de salud, educación y oportunidades para participar en sus comunidades. Para reconocer y abordar este padecimiento, los gobiernos de distintos países iluminan sus edificios emblemáticos de color azul, como un llamado a la concientización y atención. Fuente: OMS