Forzar el aprendizaje antes de tiempo causa sufrimiento en el niño

http://www.teknlife.com/entrevista/humano-lo-que-la-educacion-hace-de-el/
La ciencia conoce ahora cosas tan importantes como los tiempos de maduración de cada una de las áreas del cerebro, cuándo está preparado para aprender determinadas cosas y cuándo no, así como que todas las personas no tenemos los mismos tiempos de maduración; lo que no convierte a los más rápidos en listos y a los menos rápidos en tontos, como se suele calificar a los niños según lo pronto o tarde que aprenden a balbucear las vocales. Por eso Mora insiste en que cuando tratamos de forzar el aprendizaje vinculado a áreas específicas como la lecto-escritura o la psicomotricidad fina, antes de que el cerebro del niño esté preparado, “ese niño va a sufrir, porque lo que se aprende con dolor es un refuerzo negativo que querremos olvidar cuanto antes“.
Ahora, por ejemplo, ante casos como la dislexia o el síndrome de falta de atención no es necesario aplicar medicación, “porque conocemos mejor el cerebro, y hay que saber cómo es el de cada uno“. Mora insiste una y otra vez en que somos personas diferentes con cerebros diferentes, por lo que no que no se puede tratar igual a los alumnos si queremos que todos saquen su potencial. Una de las cosas que se conocen, por ejemplo es que hasta los 7 años el cerebro no está maduro para aprender a leer, que es algo artificial para nosotros, pero tratamos de forzarlo antes, y la consecuencia es niños que son tomados por idiotas y que sufren.
Emoción, emoción, emoción
En cada intervención pública del profesor Mora se habla del cerebro y de la emoción. Solemos asociar lo cerebral a lo frío y racional, pero para Mora no hay nada más lejos de la realidad, porque “la emoción embebe el funcionamiento del cerebro, y todo lo que sentimos va a las diferentes áreas de la corteza cerebral para hacer la construcción neuronal“, aunque en un primer momento “sin contacto emocional“.
“En cada ser humano esa percepción se vuelve única cuando le ponemos nuestro sello individual de bueno o malo“, explica. “Desde el sistema límbico, después, ese sello individual va a todas las áreas de la corteza y a las zonas de asociación donde se crean las ideas y conceptos abstractos“, por eso, insiste, “no hay pensamiento que no venga calentado por la emoción, y no hay pensamiento ni razón sin emoción“. ¿Cómo no va a ser transcendente para la educación entender entonces que, desde este punto de vista, “cuando alguien muere, muere un universo entero porque es una persona irrepetible”?, apunta Mora.
EL 23% DE LOS NIÑOS TIENE PROBLEMAS PARA APRENDER
En la educación se habla de la memoria, la atención, el sueño, las funciones sociales, el rendimiento mental, los ritmos neurológicos, la formación del pensamiento analítico y creativo, y se trata de hacer seguimiento de los niños superdotados, pero todavía nos encontramos en los colegios con que el 23% de los niños tienen problemas para aprender y, como señala el profesor Mora, eso tiene que alertar de la cantidad de chicos que van a ser tomados por tontos (y tratados como tales) sólo porque no se ha enfocado correctamente la educación, pensando precisamente en las necesidades específicas de cada individuo.
La neuroeducación propone entonces un camino totalmente inverso al que hemos estado recorriendo, buscando estándares, medias y perfiles en lo que poder encasillas al alumno, al cliente, al consumidor, al trabajador, al profesor, al profesional… Si la estandarización mata y limita el surgimiento de la verdadera personalidad, la neuroeducación quiere un modelo donde el docente sea capaz de conocer los tiempos y características de cada niño, de darle los tiempos que necesita y no valorar su desarrollo conforme a medias y tiempos académicos artificiales, y contrarios a los tiempos reales del desarrollo cerebral de los niños.
Mora llama la atención sobre otro de los fallos habituales de la educación, que es la falta de entusiasmo y de curiosidad en los niños; una carencia que recae directamente sobre los hombros de los docentes, que son lo que tienen en sus manos la tarea de despertar esa curiosidad. Mora pone un curioso ejemplo, y es que por muy interesante que pueda llegar a ser lo que él dice, si cuando se está dirigiendo a un auditorio pasa una jirafa por detrás de él, es evidente que todo el mundo dejará de prestarle atención para centrarla en la jirafa. La razón es que la jirafa supone algo nuevo y diferente, y ahí es donde radica la clave del aprendizaje, en sorprender para que la atención se mantenga. “La curiosidad tira de los mecanismos neuronales de la atención“, dice, por eso, cuando algo despierta nuestra curiosidad es mucho más fácil para nosotros poner toda nuestra atención en ello, y ya no hay que levantar la voz en clase pidiendo a los niños que presten atención.
Más reformas educativas = menos educación
Somos como somos por la educación, vuelve a insistir Mora, así que le lanzamos una pregunta sobre cómo ve la Educación en nuestro país y su respuesta es tajante: “Los políticos son unos indocumentados“. Mora deja claro que políticamente no existen concienciación: “La educación debería ser la joya de la corona“, es fundamental para la educación en valores, con ética; “poner normas es más fácil, pero los valores hay que canalizarlos a la edad en la que es crítica, no lo puedes hacer en la Universidad, hay que hacerlo cuando el cerebro es receptivo“.
HAY QUE FORMAR EN VALORES A LOS ESTUDIANTES DE MAGISTERIO
Para Mora no se trata sólo de dar reconocimiento a la materia, es que tiene que haber una formación moral del profesorado y claridad sobre la educación que hay que impartir en las edades más tempranas, y si no se hace a esas edades va a haber muchos problemas cuando se destapen todas las hormonas de la pubertad y en la adolescencia. “Es difícil concienciar a una clase política que no tiene en su conciencia el valor de llevar esto a cabo; se necesitaría un presidente que dijera en este momento que es fundamental formar en valores a los estudiantes de magisterio para que se los enseñen a los niños, si queremos una sociedad humana“. Algo bastante alejado de la realidad en la que vivimos, donde los requisitos para estudiar (e impartir) Magisterio son los menos exigentes que hay.
“Digámosle a Rajoy (o al que toque) que aprenda neuroeducación y que aprenda por qué estamos unidos, y que emplee todo el dinero necesario en investigación científica, no para conseguir prestigio logrando muchos premios Nobel, sino por la educación. Necesitamos valores, pero para eso hace falta que la clase política los tenga“, dice Mora.